domingo, 11 de marzo de 2012

Para apurar el horizonte.

La palabra fue un día
color: un labio humano.
V. Aleixandre,

Yo elegí de la luz este momento
curvado de las horas, la quietud
dulcemente  asomada al mirador
del abismo, los ángeles prendidos
aún en el deseo de anunciar
lo posible más alto en la pasión
de intuir otra certeza, otros caminos
de nadie, tanto amor, tanta belleza
aquí, la espera de lo que vendrá
apenas el silencio se pronuncie,
y llueva, y cada gota derramada
sea espejo del cielo que anhelamos.

Yo elegí este momento
curvado de las horas, la conciencia
al fin que en soledad se ofrece,
labios para apurar el horizonte
que describe la búsqueda, este leve
picoteo de pájaros al fondo
del rumor, la resuelta voluntad
del aire cuando aprende nuestros nombres
y nos lleva a la dicha frente al mar.

Yo elegí de la luz este momento
curvado de las horas, lo que queda
de cuanto vieron mis ojos
por abrir a los signos de la noche;
de cuanto tocaron estas manos
a tientas, en la locura de saberte
dominio inalcanzable de poema;
de los vibrantes sones de tu música,
el beso allí, donde la brisa deja
encendidos los cuerpos, y la vida
retorna a aquel oculto manantial
que ordena y mueve todas nuestras ansias;
de cuanto degusté al rozar tu voz;
del transminado aroma de aquel claustro
donde un jazmín -recuérdalo-, te aguarda.

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