Cuentan
los hechos (cantan, mejor), que su compromiso con el flamenco le llegó
inicialmente por herencia familiar (su padre presidió durante años la Peña de Trigueros). Después,
todo lo mucho que sabe y es capaz de transmitir sobre el arte de referencia es
cosecha particular, fruto del esfuerzo, del rigor, del estudio también “por
derecho” que exige la materia tratada, cuyo corpus compone, en verdad, un
universo igualmente en expansión y colmado de energía vibrante, sonora, honda,
emotiva y resuelta por las coordenadas del espacio- tiempo, en las que fue
dejando esa estela de nombres importantes (cantaoras y bailaoras, en el caso
que nos ocupa), a los que Ángeles Cruzado
Rodríguez (licenciada en periodismo y doctora por la Universidad de
Sevilla), aprendió a escuchar y, por derivación, a valorar en la medida justa
que la propia historia debiera hacerlo y para dar a cada cual el lugar que le
corresponde. No ocurre de tal suerte (las mujeres, en casi todas las disciplinas
y ámbitos de la vida tuvieron que enfrentarse a más obstáculos que los hombres
para alcanzar sus metas), de ahí que la aportación de nuestra protagonista
resulte necesaria. Avalan a Ángeles
Cruzado criterios de peso, dada su experiencia como miembro del grupo sobre
estudios de género “Escritoras y escrituras”, perteneciente al Plan Andaluz de
Investigación, desde el año 2002. Y, conforme con el título escogido (“Flamencas
por derecho”), se ve asimismo respaldada por un nutrido elenco de figuras que,
incorporado a su blog, garantiza la firmeza del proyecto. De momento, Rosalía de Triana, Belén Maya, La Cañeta de Málaga, Merced La Serneta,
Carmen Amaya, Argentina, María Borrico,
Aurora Vargas, María La Perrata,
Mayte Martín, La
Paquera de Jerez,
Bernarda de Utrera, Tía Anica La Piriñaca, Sara Baras, La
Repompa, Tía María La Habichuela, Matilde Coral, La Perla,
La Negra, Juana
La Macarrona,
María La Burra y Tomasa La Macanica, entre otras,
proponen sus respectivas interpretaciones en una primera relación. Aunque, como
cabe suponer, muy pronto la vía seleccionada tendrá que ampliar su trazado. Lo
normal en el firmamento que se ofrece, ahora y siempre a medio descubrir. Porque
no hay noche en él sin una nueva estrella.
martes, 28 de mayo de 2013
martes, 21 de mayo de 2013
Hasta el 40 de mayo...
No te
quites el sayo. Y el refrán se viene cumpliendo. A la vista y demás sentidos
está este arreón ¿final? del frío, que ha helado el ambiente por encima de lo permisible y cuando, en el tramo actual de la primavera, el Rocío era, aquí, la única
humedad esperada; deseo por otra parte generalizado, sobre la idea del hombre
como peregrino (rociero o no), el cual, tras el de ida, hoy hace el camino de
vuelta según la tradición y conforme a la creencia de su origen celestial, lo
que da al ser humano “un carácter de extranjería en la morada terrestre, a la
vez que una transitoriedad a todos sus pasos por la misma”. Nada, pues, en el
peregrinaje de la vida queda sin la correspondiente explicación simbólica, incluida
la reclamada por el mes que transcurre, acaso no demasiado lejano de sus
parámetros habituales, la lluvia inclusive justificando su presencia:
“Chaparrones de mayo/ lavan los pinos;/ se asientan las arenas/ de los caminos”.
Lo anterior,
con respecto a cada persona, si bien los pueblos, que igualmente tienen cuerpo, alma, sueños, y señas de
identidad, requieren, sin duda, de los abrigos materiales y espirituales
precisos, muy particularmente ahora, momentos de absoluta precariedad, de
continuados intentos por levantarse para reemprender la marcha, muchos de ellos
con la marca, la “mirada empañada del insomnio” y el dolor por heridas que
nunca merecieron. Y es que, con todo lo bueno que – se supone-, aún hay por
conocer y probar, el mal, querámoslo o no, también existe en el laberinto del
vivir. A nivel del suelo, aunque con mayor visibilidad en el del cielo. Del
poder, debe entenderse. Potestad, fuerza, dominio, e imposiciones de manos de
muy pocos sobre los bolsillos (no cabezas) de muchos. Cetros o cayados frente a
los cuales, con frecuencia, resulta imposible permanecer callados. Como ahora, en
razón de los tiempos que corren, y comprobado que la realidad administrativa y
su expresión simbólica no guían precisamente hacia caminos solares, diurnos,
lógicos, sino a atajos estrechos, recortados, tremendos, abiertos solo a
sufrimientos y desahucios. En tal estado de cosas, normal es que el pueblo
proteste. Y ruegue a las alturas. Más, siempre más, y al modo que este
observador oyó exclamar a un hijo de vecino: “Merkelcita, siquiera déjame como antes”.
martes, 14 de mayo de 2013
Papel de Aleluyas
La alegría, como suele decirse,
va por barrios. O por caminos rocieros, en día como hoy. Lo que está muy bien y
sienta aún mejor, según las presentes circunstancias de vida. A otro Rocío de
referencia nos vamos, sin embargo, y también a disfrutar -¿por qué no?- de su particular
ambiente, tantas posibilidades abiertas, tan grande universo a contemplar en el santuario de la lectura, la
propuesta igualmente festiva para quienes, en libre opción y por culpa de ninguna crisis, han decidido
quedarse en casa.
Una publicación onubense figura, además, entre
las seleccionadas para la ocasión: Papel
de Aleluyas (Hojillas de calendario de la nueva estética), la revista
literaria creada y codirigida por Rogelio
Buendía, Adriano del Valle y Fernando
Villalón durante el período 1927-1928, verdadera joya de época, y de la
cual destacamos las reediciones del Instituto de Estudios Onubenses (1980), y de
la Diputación de Huelva (2007; facsimilar).
El
mundo de las revistas literarias, en la medida que aúna creación, diseño,
reflexión, crítica y memoria ya se
presta a la mayor consideración, de manera principal por su efectividad en la
comunicación y divulgación de las ideas, pero, con añadido y especial interés, porque
movimientos literarios y escritores hayan tenido, por lo regular, una revista
literaria como espacio idóneo para sus primeras manifestaciones.
En
el sentido señalado, nace así Papel de
Aleluyas -poco importa lo anecdótico de su gestación- sobre aquella inquietud literaria española, que,
sin apartar la mirada de lo nuevo representado por las vanguardias, tampoco
olvidó nunca los valores nuestra lírica
tradicional, realidades ambas muy reconocibles, por ejemplo, en los escritores
de la Generación
del 27. Del citado grupo, Rafael Alberti. Manuel Altolaguirre, Francisco Ayala, José Bergamín, Luis Cernuda,
Juan Chabás Antonio Espina, Gerardo
Diego, Jorge Guillén, José
Moreno Villa y Emilio Prados, fueron,
entre otros, colaboradores de la revista de Huelva. Una admirable nómina. Y
bellísimas aportaciones en hojas impresas, dobladas, con recuerdo a los pliegos
de cordel. Esto fue, es Papel de Aleluyas.
martes, 7 de mayo de 2013
Marisol Aznar, mujer actual.
Nada que ver
nuestra protagonista con el ex presidente español del mismo apellido; sí con
las razones del autogobierno como mujer, esposa, madre y trabajadora, los
ámbitos en los que, tal vez, se dibujen con mayor precisión los perfiles
tradicionales de “lo femenino”. Este conjunto de valores, según fue y es reconocible
igualmente en gran número de casos. Son límites, sin embargo, demasiado
estrechos. La propia trayectoria de Marisol,
desde aquella permanente actitud suya de absoluta entrega y compromiso hacia
los demás, demuestra que hay, puede haber mucho más. La oportuna lectura de la
sociedad actual, y en lo que incide una conciencia cambiante, traduce el
concepto de evolución a la manera que Marisol
aconseja: comportamientos colectivos e individuales siempre críticos (ante sí y
el mundo) y asentados sobre la concepción de la mujer como sujeto activo.
En
Marisol Aznar distinguimos, además,
capacidades e inquietudes que responden a la llamada del arte y que vienen a situarla
con justeza en la ruta de quienes descubrieron y descubren en la producción estética
(la pintura, aquí), un instrumento significativo no solo para la reafirmación y
felicidad personales, sino para la necesaria modernización social.
Por
todo, la titular de este espacio,
con espíritu acostumbrado a repartir lo cotidiano conforme cada parcela de su
identidad le reclama, se erige hoy en argumento atractivo, claro y ejemplar.
Referente también a la hora de subrayar la contribución femenina en la
superación de dinámicas inmovilistas (reflejo tópico de las cuales son, por
cierto, las celebraciones del “Día de…”).
Y, sobre todo, modelo con los pies en las buscadas bases de la veracidad.
“…Mil
mujeres son una mujer”, concluye un aforismo de Juan Ramón. Yo creo que, por
derecho y merecimientos, Marisol remite
a equivalentes distintos, incluso más elevados.
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