martes, 30 de abril de 2013

Bonares: La Cruz Chica



Tienen su gracia. Y en doble sentido: corporal y espiritual. Niños y niñas, en edad infantil la mayoría, perfectamente ataviados para la ocasión (traje típico andaluz), y prestos a responder a las exigencias de la fiesta local (Cruces de Mayo), de la mejor manera posible. Y créanme: lo hacen muy bien, con igual o más arte- dicen-, que los adultos. Cosas de la fijeza aprendida, esto es, de la tradición. De rituales asimilados desde temprano, la identidad personal y del grupo, confirmadas. Proceso de enculturación natural. Inmediatez, necesidad y riqueza (religiosa, artística, histórica y antropológica), que no admiten discusión, porque es el propio andar en el vivir, con todas sus alternativas, lo que, en esencia, traduce la referida celebración. Jubilosa siempre (no olvidemos que son cruces de gloria, de resurrección). Plural también, según la multiplicidad de colores, miradas y formas de “sentir pensando o de pensar sintiendo”, como dijera Unamuno. Y bulliciosa, por tanta chiquillería en la carrera oficial y en el templo. Doce calvarios de flores: Triana, San Sebastián, Pilar, Arenal, Nueva, Misericordia, Fuente, Cuatro Esquinas, Larga, Pozo, Higueral y Rincón. Y Bonares entero al pie de ellos. Cada uno de mayo eclosiona y se reviste como se muestra. Día y pueblo, aquí; conjuntados y convencidos, además, del valor que representa no lo que se posee, sino lo que se da, generosidad arraigada en Bonares, rasgo reconocido de su santo y seña.
            El tiempo pone asimismo lo que conviene y corresponde (“En los alcores de mayo / tiene Bonares clavadas / sus doce cruces de flores, / primavera de esperanza”), época en la cual lo festivo es, a la vez, razón y consecuencia; momentos ahora idóneos para la expresión de contenidas emociones, después de meses de frío y lluvia; tras el equinoccio, acaso la luz que más realce produce. Y de modo similar en lo grande y lo pequeño. O en lo lineal y lo circular, puesto que de ciclos hablamos. Bonares  pronto procuró a responsabilizarse con los suyos. Y se nota. El milagro de sus Cruces de Mayo es ejemplo claro.

miércoles, 24 de abril de 2013

Andalucía, con Caballero Bonald



Andalucía rinde hoy, Día del Libro, y en cada una de sus ocho provincias, homenaje a J.M. Caballero Bonald (actual Premio Cervantes), en acto simultáneo coordinado por el Centro Andaluz de las Letras Acierto doble –entendemos-, según la reconocida categoría del escritor jerezano, e igualmente por su claro compromiso con esta Comunidad, muy particularmente con el Coto de Doñana, escenario de  Agata ojo de gato (1974, Premio Nacional de la Crítica), novela de fabulación e historia confundidas, y en la que el mito de la tierra-madre se deja leer, sentir (“la tierra aniquila a quienes pretenden ultrajarla”) con la naturalidad y fuerza características de un territorio distinguido por su pureza.
            Mas no únicamente  por el libro citado merece la pena acercarse  a Caballero Bonald, a su producción narrativa (Dos días de setiembre, 1962; Toda la noche oyeron pasar pájaros, 1981; En la casa del padre, 1988, y Campo de Agramante, 1992). Porque, en esencia, dicho creador es, ante sí y el mundo, poeta. De rigor, lejano de la autocomplacencia y con una amplia obra (Las adivinaciones, 1952; Memorias de poco tiempo; 1954; Anteo. 1956; Las horas muertas.1959; Pliegos de cordel, 1963; Descrédito del héroe, 1977; Laberinto de Fortuna, 1984; Doce poemas, 1991; Diario de Argónida, 1997; Manual de infractores, 2005; Antídotos, 2008; La noche no tiene paredes. 2009; Entreguerras o De la naturaleza de las cosas, 2012), capaz de marcar tendencia desde el pasado “medio siglo” hasta nuestros días. A considerar, además, y convenir con él que la lectura sea tabla de salvación: “Con mi poesía –aquí y ahora- solo pretendo darle coherencia a mis acciones morales, librarme de mis taras educativas, potenciar por mi cuenta el sentido de la más inmediata testificación de la realidad, cernir con la memoria la servidumbre de los hechos vividos” Nada más; nada menos. Oficio de lector (2013), en suma, sobre una vida susceptible de ser corregida en muchos aspectos. Todavía – siempre- cabe tal certeza. Aunque al eco del propio Caballero Bonald admitamos que “somos el tiempo que nos queda”.


martes, 16 de abril de 2013

El cura Girón



El pasado sábado se cumplían cincuenta años de la ordenación sacerdotal de Paco Girón, el cura torero, apelativo éste último que le llega -en presente, siempre-, de su afición a la fiesta nacional, pero, sobre todo, por el  modo elegante y comprometido de componer los lances que, en cada tiempo y circunstancia, requirió la faena de su vida, esto es, la del desfavorecido, excluido social o, como se dice ahora, persona vulnerable, sin bien entre las muchas denominaciones que se suelen aplicar al necesitado, “pobre” es –creo-, la más acertada para el cura Girón, según él supo oír, leer y poner en práctica el contenido inequívoco del Sermón de la Montaña.
            Hablar, por tanto, de Francisco Girón, es hacer referencia precisa del bienaventurado, el cual no es otro sino aquel situado frente a las diversas perspectivas de cualquier crisis, y que lejos de adoptar una actitud pasiva, una vez observadas con detenimiento las características del astado correspondiente, se arma de comprensión, amor, arte  y confianza, y no duda en brindar su actuación al público más marginal. Luego, lo preceptivo de lo natural: destreza en el manejo de la derecha, de la izquierda, y en  los terrenos que convenga, ya sean los  tendidos de la política y la economía (van parejos), ya los de la filosofía, el arte o la religión, que igualmente  están para rendirse a los propósitos del torero. Pero solo al de genio y figura. Como concurre en Paco Girón, cuyo nombre, aparte de resultar sonoro en el contexto elegido (¿quién no lo ve inscrito en los mejores carteles?), cuenta también con los mayores reconocimientos. Normal Propio, además, del que primeramente descubriera las excelencias de la luz y después encargara el traje. En el caso de Paco Girón, un atuendo apto para mirar, no para ser mirado. Y con sencillos motivos centrados en Jesucristo y el prójimo: el reino de Dios en la tierra. Originalidad suma. Y esencialmente fe, demostrada en el ejercicio diario, Lo suficiente que nunca resta y sirve para no caer en ningún letargo, para encauzar los triunfos. Los que el bienaventurado Girón viene cosechando desde mucho antes de tomar la alternativa. Destacan, por cierto, las crónicas celestiales el revuelo que allí está causando. Nada extraño. Es un maestro.      

martes, 9 de abril de 2013

Mejor con un libro




            Así se suele testimoniar en abril el interés por la lectura: con un libro. Ocurre cada año y, de forma oficial, desde que la UNESCO, en recuerdo del fallecimiento de Cervantes y de Chakespeare (ambos, el 23-4-1616), eligiera simbólicamente la citada fecha como Día Mundial del Libro y de los Derechos de Autor, con la finalidad de animar a los jóvenes a descubrir el placer de leer y a respetar, a la vez, la inconmensurable aportación de los escritores al progreso social y educativo de los pueblos.
            Muy bien todo, que la idea de conceder la importancia debida a la creación (literaria, aquí), es  tanto como considerar que esta última pueda disponer de recursos propios contra la misma muerte y no se iría descaminado en tal sentido. La elección, pues, merece la pena, aparte las posibilidades de asombro, emoción y gozo que un buena obra – narrativa, poética, teatral-, regala a quien se compromete con ella.. 
            En torno al libro (instrumento y extensión no del cuerpo, sino de la imaginación y la memoria, según Borges) a tener en cuenta igualmente, aunque solo lo justo, sus diferentes y actuales formas de presentación, aparente enfrentamiento, ahora, de la tradicional (en papel), y la edición digital, pero en cualquier caso, sin menoscabo de los beneficios de la lectura (lo primordial y más interesante).Herencia, además, que siempre queda y se constituye también, tras siglos de cultura libresca, en razón y preocupación de la sociedad del siglo XXI, cuya capacidad para seleccionar e interpretar un texto continúa siendo, precisamente, muy escasa, a pesar de incorporación de las nuevas tecnologías de la información y comunicación (TIC), y como vienen a demostrarlo “los cientos de millones seres humanos que todavía no han accedido a la competencia lectora o que, aun teniendo un nivel elemental de lectura, son incapaces de poner en marcha dinámicas comprensivas, y son analfabetos funcionales” (M. A. Vázquez Medel). Por ello – insistimos- que en favor de la lectura se impongan criterios de actuación sólidos y políticas adecuadas. No, no es necesario ahondar. Sí, concluir: una sociedad lectora (consecuentemente crítica, innovadora y reflexiva), no hubiera consentido, por ejemplo, la crisis general que nos oprime.          
        

miércoles, 3 de abril de 2013

La hora de las playas



Tras la Semana Santa, la alternativa natural para el ocio de la gente es la playa, auténtico jardín de las delicias para niños y mayores, paraje del que el mismo Dios acaso sea guía gustoso y habitual y no solo porque tal espacio se constituya en una de las excelencias de su propia Creación; también por haberlo admirado y probado desde el principio, con  los beneficios que ello reporta al cuerpo y al alma.
            Lo anterior justifica, pues, que -abril encima-, la playa se convierta en punto de destino para cualquier humano que se precie, respuesta a una convocatoria que, al menos en Huelva, nunca defraudó; lo contrario. La  bien denominada Costa de la Luz es, por tanto, acertada opción, toda la verdad de sus aguas en las de la vida de cada cual, ecos y sueños  incluidos, de una y otra parte.
            Pero aun contando y reconociendo las exquisiteces y rasgos diferenciales de las  playas de Huelva, a nadie que las conozca a fondo se le escapa el profundo deterioro sufrido por estas durante las últimas décadas, particularmente desde la construcción del dique “Juan Carlos I” (El Espigón), enorme barrera pétrea que, según cualificados observadores, ha modificado la dinámica del mar a lo largo del litoral provincial y provocado la pérdida masiva de arena. Al respecto y contra esta conclusión, no falta la de quienes, con mirada distinta, consideran que los referidos efectos provienen de muy lejos, leibles en la historia del citado cinturón costero. Opiniones encontradas. Cierto. Y a las que es preciso sumar, por supuesto, el informe del proyecto técnico del mencionado dique, con advertencia sobre la erosión que la mencionada obra provocaría en la costa, y para cuya evitación serían necesarios espigones en “púas de peine”, trazados desde la orilla al mar. De eso hace más de treinta años, sin que jamás se actuara en la dirección indicada. Lógico, así, pensar que de tales carencias deriven los problemas de hoy. Por esto que las horas actuales y futuras en las playas de Huelva deban contarse a partir de la puesta en acción de planes de mantenimiento concretos y fiables. Mas discusión  no procede, no cabe.