martes, 27 de marzo de 2012

José Antonio García en Soria, ante la tumba de Leonor, esposa de Antonio Machado

Abril, para vivir




            Con las manecillas del reloj plenamente ajustadas al ritmo de la nueva luz, Huelva, hija predilecta de esta última, se dispone a cumplir, una vez más, el ritual de su principal ciclo festero, el cual tiene como prólogo brillante, en el tramo final de la Cuaresma, la celebración de la Semana Santa – en abril, este año, “para sentir y soñar”   (Carlos Cano)- , y cuya culminación acaso haya que situarla en el inmediato  mayo y sus cruces de flores, de amores, con singulares calvarios en Alosno, Almonaster la Real, Berrocal, Bonares y La Palma del Condado, las cinco localidades provinciales con mayor reconocimiento, dentro del conjunto general de tales fiestas.
            A tener en cuenta en cada conmemoración y lugar, la concepción de un tiempo otro, marcado tradicionalmente por formas de vida en las que las tareas agroganaderas y sus correspondientes períodos de descanso se armonizaban conforme a patrones derivados de la naturaleza y características de las diferentes estaciones, de manera que la aclimatación a las mismas resultaba determinante.
            En relación también con lo anterior se destaca, además, el proceso de asimilación que conduce desde unas primeras manifestaciones paganas (vinculadas, por lo común, con las actividades de labranza, siembra y  cosecha), a  ritos religiosos, según aquellas originarias expresiones, dado su fuerte arraigo popular, fueron cristianizadas por la Iglesia. Ello contribuyó a una reunión de valores cuyos sumandos proceden de la historia, la antropología, la literatura, el arte y la ya citada religión, todos de hondo contenido y de extraordinaria belleza.
            Resta añadir, finalmente,  la huella provocada, en paralelo, por el paso del propio tiempo, que condujo sin remedio a transformaciones muy profundas (incidencia de la evolución de la cultura campesina a la industrial) en los comportamientos de las personas y de los pueblos. Huelva, sin embargo, supo conjugar el antes y el después de modo perfecto. No hay más que comprobarlo. En Abril y Mayo.   

viernes, 23 de marzo de 2012

Brasa XV

El resto de los días.
Esto es lo que queda a la lumbre
acabada de hacer
junto al espacio más cercano.
Así cada lector
podrá acudir directamente
al libro que más le interese,
poesía, teatro o narrativa
en la acción o misterios propios,
ahora aposentandos en estantes
sobre los que también yo me sitúo
mortal frente la vida.

martes, 20 de marzo de 2012

Para qué la poesía


Era otoño, más de los castaños que de las rosas. Nada que ver, pues, la evocación, aquí, con Francisco Brines; toda, en cambio, con  Mercedes y Juan Cobos Wilkins, su hijo. Imposible olvidar aquel paseo por el campo único de Galaroza, claro y hondo como el propio recuerdo. O como el libro que, ahora, también el escritor de Riotinto acaba de poner en mis manos, Para qué la poesía (XVI Premio Internacional Ciudad de Torrevieja), el cual será presentado en la Biblioteca Pública de Huelva  el próximo jueves, veintidós, a las ocho de la tarde.
            Algo de celebración se guardan, ciertamente, los momentos, loable afán de no apurar la dicha hasta su tiempo oportuno, cuando tu voz acaso se haya hecho tan dueña de ti (o tú de ella), que no exista oposición, sólo la resistencia perdurable del fuego con su llama, o de la llamarada que surge de tu misma raíz para intentar decir y alumbrar, según la vida, tan “cabrona” (calificación compartida con el poeta),  trata de imponer, como fuere, sus exigencias.
            Por tanto, llegada al fin la esperada circunstancia, mi yo está doblemente feliz. De una parte, por la cabal y resuelta entrega de Para qué la poesía (hay igualmente en este libro de Cobos Wlikins hallazgos nunca vistos antes); desde otra realidad anexa y continua a la anterior, por la lectura de sus páginas, trascendidas hojas que son de la memoria (como, sencillez y misterio incluidos, son las de los castaños) y por las que desvivir, revivir, convivir, sobrevivir, vivir y conmorir, se prestan al ciclo de la eternidad en el círculo más perfecto.
            Aparte la presencia y sentido de los verbos de la tercera conjugación citados, destaca, sin embargo, entre lo mucho nuevo de Para qué la poesía, un nombre de primera, nuclear, cuyo aprendizaje da siempre créditos para acceder a cualquier cielo. Me refiero a mater. “El terciopelo/ o tacto de la palabra madre/ paraliza todas las muertes cotidianas” ¡Cuánta verdad, bondad deslían estos versos!¡Cuán necesarios!    

martes, 13 de marzo de 2012

Luz de Paz



            Igual que en La voz dormida, de Benito Zambrano, película en la cual interpreta el papel de Isabel Puig, también en la voz despierta de trabajos artísticos diferentes, realizados para la televisión (Física o Química, Arrayán, Acusados, Aída, La Tira, Historias de un hotel, Rocío Casi Madre, El Síndrome de Ulises, Cuenta atrás); el teatro (150 Aniversario del Teatro de la Zarzuela, 60 obras de 60 escritores andaluces, Crímenes ejemplares, de Max Aub; Quimera y Posada, ambas de Lorca; Picasso vuelve, de Els Comediants; y el medio publicitario (anuncios y participación en promociones diversas), es posible apreciar sin margen de error que la actriz onubense Luz de Paz está llamada a ser figura importante (“el arte es un oficio, es la forma en que se ejerce un oficio”. Jean Renoir), dentro del campo que pisa, siente, y le corresponde por vocación (es licenciada en Arte Dramático),  a poco que avisten la energía y calidez de su estrella. Cuestión de tiempo. O de la sagacidad de quien deposite en Luz la plena de su confianza
            La obra cinematográfica, según se reconoce es la “combinación de tres elementos: el literario; el visual y sonoro, y el humano, es decir, los actores. Cuando uno ha acertado en estos últimos ha recorrido la mitad del camino”, (Fernando Trueba). Al hilo, y del mismo modo que tampoco debiera olvidarse la complejidad del firmamento de referencia, consideramos, sin embargo, muy razonable que, entre los valores generales que acrediten al intérprete, la intuición y la facilidad  de improvisar y de cambiar repentinamente de registros, al no ser, por fortuna, cerrado ni equívoco el espacio de la cultura, (con reglas y orientaciones, además, siempre por decidir), sean considerados entre los principales a la hora de emprender ese diálogo polifónico que el mundo actual solicita y sobre  el que, de continuo, invita a construir. En tal sentido, estamos convencidos que para cualquier director de cine o teatro, Luz de Paz pueda representar ese paso adelante, la aludida otra mitad de la trayectoria, la perfección que, en arte, según Juan Ramón, es “la espontaneidad de lo cultivado”. Ella, a diario, nos lo demuestra. Con luz propia.

domingo, 11 de marzo de 2012

En Doñana, con Caballero Bonald y Pepa, su esposa.

A la pintura, ante la mar

Para apurar el horizonte.

La palabra fue un día
color: un labio humano.
V. Aleixandre,

Yo elegí de la luz este momento
curvado de las horas, la quietud
dulcemente  asomada al mirador
del abismo, los ángeles prendidos
aún en el deseo de anunciar
lo posible más alto en la pasión
de intuir otra certeza, otros caminos
de nadie, tanto amor, tanta belleza
aquí, la espera de lo que vendrá
apenas el silencio se pronuncie,
y llueva, y cada gota derramada
sea espejo del cielo que anhelamos.

Yo elegí este momento
curvado de las horas, la conciencia
al fin que en soledad se ofrece,
labios para apurar el horizonte
que describe la búsqueda, este leve
picoteo de pájaros al fondo
del rumor, la resuelta voluntad
del aire cuando aprende nuestros nombres
y nos lleva a la dicha frente al mar.

Yo elegí de la luz este momento
curvado de las horas, lo que queda
de cuanto vieron mis ojos
por abrir a los signos de la noche;
de cuanto tocaron estas manos
a tientas, en la locura de saberte
dominio inalcanzable de poema;
de los vibrantes sones de tu música,
el beso allí, donde la brisa deja
encendidos los cuerpos, y la vida
retorna a aquel oculto manantial
que ordena y mueve todas nuestras ansias;
de cuanto degusté al rozar tu voz;
del transminado aroma de aquel claustro
donde un jazmín -recuérdalo-, te aguarda.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Bonares: la casa familiar

Andalucía, adelante


Como dioses planetarios. Así, convencidos de las posibilidades de sus conductas y conocimientos, y también sobre el augurado triunfo de sus principios respectivos, se presentaron y  presentan los políticos, las más de las veces, ante el electorado de turno, del que, en particular y aparte los resultados de las encuestas previas, esperan siempre aquella respuesta positiva que dé consistencia al poder que pretenden legalmente acaparar (administrar sería lo correcto), y tras haber esparcido discursos prometedores en los campos de la justicia social.
            Andalucía, igual que España meses atrás, tiene ya dispuestas las papeletas a distribuir para el proceso electoral que se anuncia,  y no sólo para el oportuno seguimiento del mismo, sino – muy importante-, para interactuar en él, una participación que le interesa muchísimo. Reconocido, además, el reparto de actores principales y, supuestamente, el juego real que cada candidato (con o sin cielo en el que proyectarse), pueda dar, el pueblo andaluz, con sabiduría y cultura cultivadas desde siglos y, en consecuencia, con criterios para elegir a quienes buscan con honradez los votos (no las botas), sabrá conceder su confianza de manera proporcional a sus expectativas de desarrollo y progreso.  
            En  la situación actual de la comunidad autónoma andaluza, y atentos al lenguaje común (el que se habla en la casa y en la calle), es, pues, previsible el reordenamiento del universo político regional, algunos de cuyos astros (soles, lunas, planetas, satélites y cometas de cada partido, plenamente identificados), o bien se desviaron de la órbita adecuada o no entraron nunca en ella. Un serio y difícil problema, sin duda, ya sea sobre el texto de las ideas o de la práctica. Pero en peores coyunturas se vio el pueblo andaluz y, sin embargo, supo salir adelante. Cuestión de creérselo. De apelar de nuevo a ese “ingente esfuerzo y sacrificio de las generaciones andaluzas”, según se destaca en el Preámbulo del Estatuto de Autonomía para Andalucía. Es la receta. Cuesta arriba o cuesta abajo.